domingo, 11 de julio de 2010

Cómo hacer aceite esencial de lavanda

Ayer en casa de unos amigos cogimos un montón de lavanda, y hoy pretendo hacer aceite esencial. Os dejo aquí la manera de hacerlo.

viernes, 9 de julio de 2010

En memoria de Mª Pilar Álvarez

Hoy ha sido un mal día para mi, mi familia y para la jardinería en general, pues ayer murió mi yaya Pilar, de Zaragoza, a los 79 años de edad. Ella fué siempre gran amante de la jardinería, de la cocina y gran cuidadora de todos sus nietos. Rebosaba de alegría, y durante toda su vida fue una muy activa ama de casa (aunque también fue modista) que no paraba en todo el día. Su vitalidad no cesó hasta el día antes de fallecer, día que hasta dejó hecha la comida del día siguiente.
Se puede decir que mi yaya no perdió el tiempo, que tuvo una vida plena (sobre todo teniendo en cuenta la generación a la que pertenece) y que hasta que cerró los ojos este miércoles por la noche fué feliz, con altibajos, como toda persona humana, pero globalmente feliz.
Mi yaya era una persona muy dada a hablar, pues hablaba por los codos, desprendiendo una inocencia en muchos aspectos que chocaba con su gran experiencia en otros. Hablaba mucho pero estaba algo sorda (algo común en mi familia), derivando a veces la conversación hacia unos lares que no correspondían, lo cual a mí me resultaba muy divertido en algunas ocasiones y algo desesperante en otras (sobre todo cuando la conversación era seria). Era leida y gran lectora, aunque difería en gustos literarios conmigo (como en troas tantas cosas). Religiosa con reservas, gran creyente pero poco amante de los curas (aunque sí que iba a misa de vez en cuando), decía siempre que no le importaba que yo no creyera, que ella rezaba por mí y santas pascuas, y cambiaba de tema. Le encantaban los dulces, aunque era algo diabética, pero cuando encontraba una excusa lo suficientemente buena se inflaba, mientras ponía cara de picarona. Le gustaba beber en ocasiones especiales, deleitándonos con sus carcajadas y risa floja de persona entrada en años pero que no ha perdido su espíritu. Aún tengo un cinta grabada de una nochevieja en la que se oyen con claridad sus risotadas.
Conmigo se dejaba llevar bastante. Tenía bastante confianza en mí, como si yo supiera muy bien lo que hacía y decía en cada momento. No me solía discutir cuando yo despotricaba de una u otra cosa, simplemente me decía que estaba de acuerdo, pero que tuviera cuidado. Recuerdo un anécdota que explica bien ese comportamiento. Hace un par de años, estando ella en Madrid en fechas cercanas a Navidad, me la llevé un día al teatro. Cuando llegamos a la taquilla de metro y ví que no había nadie, piqué el ticket y le abrí la puerta de salida, instándola a que se colara. Ella sonrió, hizo una mueca que expresaba que estaba haciendo algo malo, me dijo ¡vaya nieto que me hace delinquir!, y pasó sin rechistar.
Era algo obsesa de la limpieza y el bien vestir. Me decía siempre que ojalá yo fuera pijo, cuando yo me quejaba al intentar peinarme, o cuando se empeñaba en que me pusiera tal o cual traje. Si me veia un día bien vestido se le dibujaba una sonrisa radiante. Me solía decir que tirara la ropa que estaba muy deteriorada, y, tras mi negativa y aprovechando mis descuidos, me cosía todos los rotos que tenía.
En general, le encantaba cuidar de lxs demás (como buena ama de casa curtida en su oficio), sobre todo de sus nietos de Zaragoza (Dani y Victor), que, al tenerlos cerca, le daban la vida. Gracias a eso nunca se aburrió. Bueno, a eso y a que se iba de viaje, tenía el pueblo (Litago, al lado del Moncayo) donde hacía buenas migas con lxs paisanxs de allí, su curso de jardinería etc etc. Como ya dije, no paró hasta que decidió parar para siempre.
Cuando se la encontraron, en la cama tumbada, estaba como recién acostada, con su camisón blanco, y su expresión de tranquilidad.
Siempre la recordaré sonriendo...
A mi yaya. Espero que tu vitalidad no muera contigo, que por lo menos se distribuya entre todxs lxs que te rodearon. Estoy seguro que hiciste que tu entorno fuera más agradable. Siempre supe que eras una revolucionaria.